Mi taza, tu taza

El café estaba caliente pero me lo tomé de golpe y sentí que alguien más, en otra parte del mundo, había hecho lo mismo. Alguien como yo pero que bebía otra cosa. ¿Qué podía ser y dónde estaba esa persona? ¿Acaso estaba rodeado de montañas secas o era, por lo menos, otro ser humano? Y la lluvia de gemínidas que caería esta noche, ¿la veríamos al mismo tiempo? ¿Y cómo era el lugar donde bebía? Por mi parte no me acompañaban más que una taza gris, un paquete de Golden Virginia, una lámpara y el panorama de la ventana, que daba a más edificios, escuchando I Am The Walrus. Pero esa persona, ¿también cree que Paul Mccartney murió hace un tiempo y lo que queda de él es un impostor? Preguntas sin ninguna dirección siguieron pululando desde cada rincón y se quedaron allí como cicatrices nuevas, aunque con cada segundo me acercaba más a mi doppelgänger y a la posibilidad de darnos ánimo uno al otro, porque de seguro también tenía todos los problemas, incluyendo los económicos.  

Ese alguien que ahora respiraba conmigo, ¿era una buena persona? ¿irrespetaba las reglas como yo o las irrespetaba a su manera? ¿Sabe lo que es estar en una cárcel? ¿tener un perro? ¿cocinar para uno? ¿Vive como un viejo en una choza en el monte Sinaí? Mira el sol conmigo, como también coincidieron los primeros hombres. Fue acaso una señora con un paraguas, brillando bajo la lluvia de ciudad. Aunque no podía saberlo, tampoco me interesaba llegar a ese otro. Nuestra conexión iba más allá de la razón y la precisión de las cosas. No importaba si yo lo sabía o no. El hecho de que bebí mi café de un golpe al mismo tiempo que alguien más, es indiscutible. Volví a la cocina, calenté más agua, que burbujeaba nubosa por la cantidad de cal, eché más café y esperé para bajar el filtro de la cafetera. El café era de España y no de Colombia, como el que siempre tomo. Di un sorbo y me supo igual. No podía notar la diferencia. Nunca he podido, pero a veces guardo las apariencias como colombiano, pretendiendo reconocer el sabor. Le di otro sorbo. Lo tomé despacio, reteniendo los tragos, sin zamparme de golpe la taza, tranquilo. Y nuevamente, en algún lugar, alguien bebía conmigo.  

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